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La nueva película dirigida y escrita por Jesse Eisenberg, que hoy se levanta con dos nominaciones a los Oscars (Mejor Guión original y Mejor Actor a Kieran Culkin) llega a las salas de cine de la mano de 20th Century Studios y Cinecolor Films Chile.
Sinopsis: UN DOLOR REAL cuenta la historia de David (Jesse Eisenberg) y Benji (Kieran Culkin), dos primos disparejos que se reúnen para hacer un viaje a través de Polonia para honrar a su querida abuela. La aventura da un giro cuando las viejas tensiones de la improbable dupla resurgen en el contexto de su historia familiar.
La abuela ha muerto. Y como parte de su herencia, ha destinado un monto para que David y Benji emprendan un viaje recorriendo su ciudad de origen y se acerquen a la historia de dolor y sacrificio que ella tuvo que vivir para finalmente lograr todo lo que ellos conocieron de su vida. En ese viaje, son testigos de la historia y el sufrimiento de un pueblo, pero sin quererlo, también se acercan a sus propias heridas y dolores entrerrados.
En «un Dolor Real», conocemos a una dupla de primos exteriormente estereotípicos: David con la vida resuelta, un buen trabajo, una familia feliz de la que está orgulloso, y Benji, que no sabe qué hace o para dónde va, que sólo se dedica a disfrutar el momento y vivir la vida «libremente». Sin embargo, a medida que avanza la historia, vamos conociendo más del mundo interno de cada uno. Es así como nos encontramos con que este personaje que parece tan despreocupado realmente se siente más perdido que libre y que este otro que tiene todo bajo control a veces se siente esclavo de sus propias reglas.
La historia contrasta constantemente este dolor tan evidente y vivo que marcó la historia para siempre, con este otro dolor menos tangible, pero igual de vivo y real. Vemos ruinas y evidencia que conmueve y obliga a todos a reflexionar gracias a las imágenes de este viaje por Polonia, pero también vemos a ambos protagonistas enfrentar a sus propios demonios. La cinta avanza haciéndonos cuestionar cuál es nuestro lugar en el mundo, no sólo relacionado a de dónde venimos, si no a nuestros refugios, ya sean personas, lugares físicos o momentos de nuestra historia, y como cuando esos lugares se ven perdidos, también perdemos nuestro punto de anclaje. Ahí se desata una búsqueda que parece no tener norte determinado, pero que resuena profundo en cada uno de los personajes.
Las conversaciones, discusiones y encuentros entre Benji y David dan paso a descubrir el dolor de formas en que a veces no es visibilizado o comprendido. Una emoción compleja, que convive a veces disfrazada y otras apoderándose de todo, pero que tiene momentos de luz y sombra, la mayoría de las veces incomprensibles e inexplicables y otras veces silente y amable. De esta forma, la cinta se transforma en un retrato crudo de la depresión y el sufrimiento, que existe incluso tras una personalidad fuerte y segura, tras una familia estable, tras un trabajo perfecto.
La interacción entre ambos protagonistas es una de las cosas más ricas de todo el film. Teñida de aflicción pero tambien con un humor muy bien ejecutado, que distiende el ambiente y conmueve casi en partes iguales. El resto del elenco se desarrolla de manera más discreta, pero con intervenciones agudas e inteligentes para elevar el tono de cada escena.
No hay espacio para dudar por qué Kieran Culkin fue nominado por su rol en diversas premiaciones. Gracias a él somos testigos de la soledad de un personaje que pareciera no tener problemas para relacionarse con el mundo exterior, pero cuyos tormentos interiores a veces se desatan poniéndolo en evidencia. Lo vemos atravesar este duelo y este dolor, con el que pareciera convivir la mayoría del tiempo, sin poder traducirlo o expresarlo, luchando continuamente por dejar de ser su prisionero. Definitivamente hipnótico.
Personalmente, creo que lo más complejo es relacionarse con la historia judía, especialmente bajo el contexto mundial actual. Sin embargo la historia de ambos protagonistas es tan magnéticaque es fácil dejarse llevar solo por ella.
Una película brillante y diferente, que si logra resonar con tu propio dolor probablemente anide en tí un tiempo.
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