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Stephen Frears («Florence, la mejor peor de todas»; «Mrs. Henderson Presenta») es un cineasta que puede ser definido como un maestro de las pequeñas grandes historias. Un director que busca grandeza en lo simple y secreto que se esconde dentro del día a día que ya conocemos, al punto de volvernos conocedores de personajes verdaderamente increíbles y de cuentos simplemente atrapantes en su naturaleza. «Victoria y Abdul» es un claro ejemplo de esto.
Sinopsis: En la celebración de los 50 años de reinado de la Reina Victoria, Abdul Karim, conocido como ‘El Munshi’ viaja desde la India a Gran Bretaña para participar en el jubileo. ‘El Munshi’ es un joven secretario indio por el que la reina se interesa creando un afecto especial. Entre ambos se acaba forjando una estrecha amistad y alianza mal recibida dentro de la Casa Real debido al cambio de mentalidad que comienza a darse en la reina. Karim acaba siendo nombrado Secretario de la India, cargo que ejerció durante los últimos 15 años de vida de la monarca. Una historia sobre como la amistad puede cambiar la vida de una persona.
Como dije antes, esta claramente es una historia que estaba hecha como anillo al dedo para un director como Frears, quien de hecho, ha tenido muy buenas producciones involucrando la escena monárquica y aristocrática tanto en un tiempo pasado («Relaciones Peligrosas») como en uno contemporáneo («La Reina»), y en esta ocasión, esa experiencia vuelve a relucir, con un nivel de producción y atención al vestuario y a los sets, que es sumamente impecable.
Por otro lado, una historia con este título, claramente recae en sus personajes titulares, y la verdad es que el reparto hace un trabajo magnífico, que, bajo la dirección de Frears, logra construir y representar una relación de amistad tanto inusual como creíble, gracias al magnetismo de los dos protagonistas.
La espectacular Dame Judi Dench («007: Skyfall»; «El Exótico Hotel Marigold») vuelve por 3ra vez a interpretar a una monarca, y es su segunda instancia interpretando a la Reina Victoria de Inglaterra (siendo la primera vez en la aplaudida película «Mrs. Brown» de 1997, cuyos personajes de hecho son aludidos en esta cinta, funcionando así como una especie de secuela no oficial. Lindo guiño ahí.). Un rol que tanto con la experiencia del director, y el inmenso talento y encanto de esta veterana actriz, logra traducirse en la pantalla como una mujer que si bien se encuentra sumida en poder y reputación social, se encuentra completamente privada de estar en contacto con su propia humanidad; y es aquí donde el rol de Abdul entra en juego.
Ali Fazal («Rápido y Furioso 7») logra interpretar a un contraparte sumamente creíble y empático respecto del personaje de la Reina Victoria, al mostrar a un joven sumamente fiel y bienintencionado, cuyos propósitos trascienden las ideologías culturales y políticas, y en cambio, se enfocan en la enseñanza y la construcción de lazos valiosos.
El motivo por el cual ambos personajes funcionan tan bien (y por ende, la película), es porque la amistad que construyen, se siente natural por sobre todo, a pesar de lo increíble que resulta la naturaleza de las posiciones sociales de ambas personas en esa época particular. Pero se nos demuestra que la relación que forman, es una de respeto y admiración mutua, de cariño y apoyo incondicional a pesar de los impedimentos sociales, en donde ambos aprenden uno del otro para crecer como personas. Y eso es algo que toda persona puede (y debe) poder apreciar de todo aquél a quien podemos llamar un buen amigo.
Sin embargo, como suele pasar con varias de estas curiosas pequeñas grandes historias de Frears, la película en su totalidad se siente como un episodio que cuenta una historia bonita, más que la totalidad de una película en sí. No es que sea algo malo de por sí, pero se siente como algo más redondo y digerible, que una historia que realmente vaya a darte vueltas por la cabeza y resonar contigo por mucho tiempo. Por así decirlo, es una especie de película de trivia, que es completamente disfrutable.
Para resumir, «Victoria y Abdul» es una película que funciona gracias a su curiosa historia verídica, y al impecable trabajo del director y el reparto, quienes construyen una emotiva relación de amistad que acarrea toda la cinta. Si bien la historia no es una que vaya a resonar por años, esta no deja de ser una producción que sin duda vale la pena ir a ver al cine para vivir una experiencia emotiva que nos recuerda que las mejores y más reales amistades, suelen ser las más impredecibles. Y a veces, eso es más que suficiente de lo que podemos pedir de una película.
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