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El mundo progresa pero hay tradiciones que prevalecen y raíces que se mantienen firmes pese al paso del tiempo. La Corona Británica ha sabido adaptarse y así permanecer vigente en la historia, causando, fuera de su rol político y económico, un gran impacto en la sociedad. Su cabeza, la Reina Isabel, es todo un personaje; pese a su distante apariencia es conocida tanto por su obra como por algunas de sus aficiones, siendo una de las más entretenidas su historia con los corgis, una raza de perros que ha estado unida a la familia por décadas.
Sinopsis: Rex es el perrito corgi más querido por la monarca británica. En el palacio de Buckingham, Rex vive una vida de lujo. Claro que, su arrogancia puede resultar bastante irritante. Tras causar un incidente diplomático, se verá forzado a vivir como un perro callejero en las calles de Londres. Durante su épico viaje para regresar de nuevo en compañía de la reina, Rex encontrará el amor y descubrirá su verdadero yo.
Es de aquí de donde se afirma esta aparentemente atractiva película, que con una llamativa animación y un intrigante universo por explorar, promete mucho más de lo que es realmente capaz de entregar. En ella somos testigos de la historia de Rex, el perro favorito de la Reina, quien acostumbrado a su posición privilegiada recibe un duro golpe tras perderse en la cuidad. Pero Rex no piensa rendirse y hará de todo para volver a su hogar.
La cinta cuenta con diversas aristas por explorar, pero tristemente se pierde en el intento desaprovechando todas sus oportunidades. La historia pudo haber sido innovadora y entretenida pero no encuentra nunca su fuerte, perdiéndose en intentos de triunfo ahogados por los fallos repetitivos del film. En una realidad en donde los niños están cada vez más al día y aprenden cada vez más rápido, en esta oportunidad se ven subestimados con una historia que por ninguna parte engancha.
Una recurrente aparición de modelos negativos y la falta de chispa en las distintas personalidades me impidió encantarme con cualquiera de los personajes. Diálogos que atentan contra el reconocimiento del consentimiento en las relaciones, el respeto por nuestros pares y que trivializan actos de violencia hacen que cualquier otro logro sea fácilmente olvidable, apagando los momentos de humor del resto del guión y dejando finalmente un sabor amargo.
Con el transcurso de la narración, los intentos por destacar son superados con creces por las debilidades de la cinta. La aparición de Trump y las alusiones a «El Club de la pelea» terminan perdidos entre las malas sorpresas que me causó la película. Con un abandono poco inteligente de los recursos musicales (la historia cuenta solo con dos canciones muy mal utilizadas), al llegar a los créditos no hay nada memorable que queramos compartir.
Considerando las incontables animaciones maravillosas de las que hemos sido testigos en el último tiempo, «Corgi, un perro real» llega a recordarnos que no todo son aciertos en la vida. Disponible en carteleras a partir del 11 de abril.
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