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Cuando «Trainspotting» se estrenó en 1996, el mundo vivió el inicio de un fenómeno de culto generacional. Una película que habló a las generaciones descontentas del status-quo de la década de los 90′ y que retrató el cómo parte de ellos podrían transformarse en una generación que caería en el abismo de las malas decisiones causadas por su mal enfoque respecto de la vida. Y ahora, 20 años más tarde, todo el reparto original, nuevamente bajo el mando del visionario Danny Boyle («¿Quién Quiere Ser Millonario?; «En Trance»), vuelven en una secuela que retoma en las consecuencias de las decisiones de vida tomadas por estos extraviados individuos que vimos por primera vez hace décadas. Y he de decir que es un regreso más que bienvenido.
Sinopsis: Han pasado 20 años desde que Mark Renton (Ewan McGregor) abandonara Escocia, y la heroína. Ahora, Renton vuelve a su Edimburgo natal con el objetivo de rehacer su vida y reencontrarse con sus amigos de toda la vida: David «Spud» Murphy (Ewen Bremner), y Simon «Sick Boy» Williamson (Jonny Lee Miller); al mismo tiempo que Francis «Franco» Begbie (Robert Carlyle) sale de la prisión con sed de venganza.
Para empezar, creo que no está de más el aceptar que está claro que esta película cuenta con un montón de peso en sus hombros a partir de las expectativas que los fanáticos de la primera parte tienen respecto de ella. «Trainspotting» no tan sólo fue revolucionaria para nuestra cultura en cuanto a su visión de las generaciones adolescentes de los 90′, sino que también marcó un trending con su banda sonora al igual que con varias frases célebres (jamás olvidaremos la variación de Renton del eslogan «Choose Life«). En resumidas cuentas, fue un hito tanto cinematográfico como de culto dentro de la década de 1990; y es por eso mismo que retomar desde ahí y hablar de algo nuevo a la misma generación a la que marcaste tanto ya hace 20 años -y con un mismo poder de mensaje-, es algo sumamente difícil de lograr. Bueno, chicos y chicas, Danny Boyle y compañía lo lograron de la manera más satisfactoria posible.
Por un lado, está el increíble trabajo del reparto principal para reencarnar a los ahora cuarentones protagonistas que dejamos atrás hace ya tantos años. Ewan McGregor («Moulin Rouge!»; las precuelas de «Star Wars»); Ewen Bremner («La Caída del Halcón Negro»; «Muerte En Un Funeral»); Jonny Lee Miller («Mansfield Park»; Sherlock Holmes en la serie «Elementary»); y Robert Carlyle («007: El Mundo No Basta»; «Exterminio 2»), retoman la esencia de sus personajes sin problema alguno, dando un sentido de familiaridad respecto de la primera película, pero sin dejar de lado la novedad de que su mundo ha cambiado, y por ende, ellos se han adecuado a él. Ya no pueden ir por la vida drogándose, robando, y vagando por las calles de Edimburgo; las realidades de la vida ya los han alcanzado hace tiempo, y ahora tienen que hacer lo que puedan para subsistir. Las mismas decisiones que tomaron para alejarse de la vida ofrecida por el consumismo y el status-quo social, son la razón por la cual ahora ellos sufren y resultan ser el vestigio de lo que dejó la vida de lado. La verdad, es que son una generación perdida donde sólo se tienen a ellos mismos, y donde la historia no hace más que repetirse.
Asimismo, hay que destacar la notable cinematografía utilizada por Boyle, donde no tan solo captura el estilo y esencia de la original, sino que lo actualiza y ocupa a su favor todos los avances de resolución y color que la tecnología de hoy permite. La innovación con los ángulos y la velocidad de la cámara, la fusión de colores brillantes superpuestos por sobre la imagen estática, etc… todo resalta en una historia donde reina la euforia y el estilo de vida precario y adrenalínico de los perdedores de una ciudad, y por ello se siente todo deslumbrante y vibrante, desde sus momentos más bellos hasta los más obscenos.
También cabe mencionar, en cuanto a lo técnico, que la banda sonora nuevamente no decepciona; con temas que no paran de resonar en tu cabeza desde el momento en que parten, y que asimismo, se mezclan de manera increíble con sus respectivas escenas, lo cual es un mérito notable para cualquier película.
Respecto a la historia, dado que Boyle tenía como respaldo la continuación escrita de «Trainspotting», «Porno» (2002), del creador de todos estos increíbles personajes, Irvine Welsh; la existencia de una secuela se justifica, y lo hace aún más por el cuidado y cariño que el director puso para poder traerla a la pantalla grande. Más allá de captar la esencia de la original, Boyle logra volver a contar una historia igual de minimalista que la anterior, pero sin dejar de lado las diferencias de visión que marca el transcurso del tiempo. El malvivir de unos drogadictos en sus 20 en los 90′ no es lo mismo que el de unos drogadictos cuarentones en el tiempo actual; son una generación que vive en la aceptación de que no podrán aspirar a un mejor vivir, y que a pesar de ser adictos a las drogas o a cualquier otra cosa, la vida no tiene más que ofrecerles.
La principal falla de la película es simplemente el hecho de que repite la esencia narrativa de la primera película, pero desde otro ángulo; lo cual no es un error mayor, pero es lo que la impide de trascender a su predecesora. El mismo Spud dice: «Primero se presenta la oportunidad, y luego llega la traición.»; Boyle nos dejó con eso la vez anterior, y ahora no hace más que mostrarnos que ello es simplemente una historia que se repite una y otra vez para estas personas; si bien esta secuela no logra el mismo impacto de novedad que logró la anterior, sí logra demostrar que hay una absolución para nuestros personajes respecto a cómo pueden llegar a abrazar a la vida; y por eso mismo no hay realmente un motivo para ser duro con la producción en sí.
Para resumir, «Trainspotting 2: La Vida en el Abismo» es una increíble continuación a una querida y alabada película de culto, que si bien no logra trascender la grandeza de esta, sí logra justificarse con una historia que presenta un desarrollo interesante y profundo de queridos personajes, que son interpretados de manera maravillosa por el reparto original, y que viven una odisea de locuras, malas decisiones, y reconexiones amistosas, que están filmadas con el estilo más psicodélico y vibrante posible. Si son fanáticos, no querrán perdérsela en la pantalla grande; una muy grata experiencia garantizada, que los dejará buscando la banda sonora al momento en que salgan de la sala de cine. Simplemente, escojan verla.
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