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Después del éxito que fue “Tiempos Violentos”, todo el mundo quería saber qué nuevas sorpresas traería Quentin Tarantino a la pantalla grande. Tres años después, en 1997, “Jackie Brown” llegó a los cines, y las audiencias se toparon con probablemente la película más madura y recatada que el director ha hecho hasta la fecha.
Sinopsis: Jackie Brown (Pam Grier) es una azafata de vuelo que necesita dinero y hace de correo para Ordell Robbie (Samuel L. Jackson), un traficante de armas buscado por la policía. Un día es sorprendida en la aduana y acusada de tráfico de drogas y evasión de capital. Sólo podrá evitar caer en prisión si acepta una propuesta de la policía: ayudarlos a incriminar a Robbie.
“Jackie Brown” es el homenaje de Tarantino al cine de blaxploitation de los años 70’ (que reflejaba los conflictos sociales de los afroamericanos en los EE.UU. en esa época) y sigue siendo la única película que ha hecho que es una adaptación de material previamente existente, que es la novela “Rum Punch” (1992) del autor Elmore Leonard.
Con esto en mente, resulta lógico pensar en que la situación es una bastante delicada, ya que a nivel cultural, el que un hombre caucásico escriba y dirija una película que homenajea un género fílmico de base afroamericana ya resulta polémico; sin embargo, el resultado terminó siendo un thriller policial del neo-noir impecablemente actuado y sumamente recatado en contraste con las películas anteriores del director, sin perder en lo absoluto su estilo.
Primero que todo, el reparto es fenomenal, especialmente la protagónica Jackie Brown, interpretada por la icónica Pam Grier, quien fue estrella de grandes películas de la era del blaxploitation como “Coffy” (1973) y “Foxy Brown” (1974), y en esta ocasión demuestra que no ha perdido el toque, al traer a la vida a una protagonista sumamente fuerte, inteligente e independiente, que ciertamente resalta como uno de los personajes femeninos más icónicos de la historia del cine.
Asimismo, Samuel L. Jackson (Nick Fury en el MCU) es sumamente notable como el antagonista Ordell Robbie. El actor no tan sólo trae de vuelta el mismo carisma que puso en su icónico rol de “Pulp Fiction”, sino que da vida a un villano que tiene mucha dimensionalidad. Puede ser frío y violento a momentos, en otros es despistado, en otros un tipo cool con mucho humor; es una mezcla que poco se suele ver en los malos del cine, y por lo mismo es un agrado de ver.
Por otro lado, se nota que Tarantino fue más estructurado en su guión, en el sentido de que ésta es por lejos su película menos violenta y más dirigida por el diálogo. El enfoque primordial está en el conflicto criminal y los giros y vueltas que los planes de los protagonistas toman. En ese sentido, el flujo de la cinta es más cerebral y lento, cosa que divide a los fanáticos del cineasta: algunos aman el cambio y otros lo encuentran un paso hacia atrás para el director.
Nuevamente, la banda sonora es sumamente destacable desde la primera toma de la cinta, con cada tema formando parte crucial de la película en su escena respectiva, y asimismo, jugando un rol esencial respecto a lo que concierne a la cinta como un homenaje a un género que contaba con música de ese estilo (extremadamente groovy).
Personalmente, no disfruté mucho la película la primera vez que la vi, pero después de haberla visitado nuevamente unos años después, le agarré un gusto mucho mayor, ya que tuve una mayor apreciación del cambio en tono que Tarantino tuvo y sobre cómo optó por incluir su estilo dentro del mismo, tal como también disfruté más la historia que la primera vez que la vi. A veces, algunas películas son como el vino, se ponen mejor con el tiempo.
Dentro de todo, “Jackie Brown” es una película importante dentro de la filmografía de Tarantino. Aparte de contar con tremendas actuaciones, una historia bien armada, una banda sonora de primera y el infaltable estilo que sólo un director así puede lograr, ésta es probablemente la cinta que demuestra la versatilidad de la cual él es capaz, y eso es más que suficiente para darle un vistazo (o unos cuantos).
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