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La historia que hoy compartiré con ustedes es una que me gusta mucho contar, pues ha sido uno de mis mayores logros literarios.
Para contextualizarlos, partiré contando un poco de mí. Desde muy pequeña siempre me gustó leer, tuve la suerte de que en mi familia siempre hubieron libros dando vueltas, esto debido a que mi padrastro era un lector férreo, y que en diversas oportunidades en vez de juguetes me regaló mis primeros libros; lo cual con el tiempo creó en mí la necesidad de entretenerme a través de las historias, una necesidad que se mantiene hasta la actualidad.
A mis 21 años y teniendo dos hermanas adolescentes (que siempre me han visto con un libro en la mano), he escuchado a mucha gente de su edad mencionar cuánto odian leer, palabras que son como flechas en mi corazón, mi cabeza no entiende como alguien podría no solo no disfrutar, sino que repudiar el tan fantástico e infinito mundo detrás de las letras. Más aun fue mi sufrimiento cuando mi hermana menor no quería tener nada que ver con libros, lo que me llevó a tomar cartas en el asunto y plantear una misión: si bien nunca había encontrado el modo de hacer cambiar de opinión a esa gente que aparecía casualmente en mi vida, no podía dejar que mi mismísima hermana siguiera pensando y sintiendo así. Iba a lograr que mi hermana leyera un libro por voluntad propia y que disfrutase de ello.
Para esto, tuve que indagar en la causa de tal rechazo desproporcionado, y me topé con que la principal razón es: la obligación. Lamentablemente es cada vez menos frecuente que la lectura se inicie en casa, generalmente ésta comienza en los colegios, con listas de lectura que vienen en muchos casos desde hace años. En una juventud tan ligada a la tecnología y con tan poca capacidad de impresionarse, es muy difícil alcanzar a los nuevos lectores con este tipo de literatura; a pesar de que muchos de los títulos sean interesantes, no se relacionan con su realidad ni con lo que ven en el mundo. Además, deben cumplir con estrictas fechas para entregas de trabajos y pruebas, lo que claramente es más una desmotivación que un estímulo. Todo esto sumado a la comodidad de generalizar (todos los libros deben ser iguales) los lleva a la gran conclusión: Odio los libros.
Fue entonces donde hice mi intervención. A partir de ese punto empecé a tratar de derribar la premisa, convenciéndola de que no todos los libros eran iguales y que sólo tenía que encontrar algo que le gustara. Por mi lado comencé a indagar sus intereses, a buscar algo llamativo y de una extensión que no la asustase de tan solo mirar el libro, con una historia o personajes que la hicieran sentirse parte de. Tuve la suerte de que en su nuevo colegio ella misma debía proponer una lista de libros para leer y presentarlos a modo de “bitácora”, lo que ayudó inmensamente al proceso, despertando su interés, porque esta vez todo estaba en sus manos.
Luego de un tiempo, el gran elegido fue LESATH, el primer libro de una trilogía de fantasía que tenía dando vueltas y que estaba hasta firmado por su autora (incentivo extra), libro que finalmente me llevó al triunfo. Leyó el libro por voluntad propia, me llamaba para comentarlo apenas pasaba algo, para amar/odiar a los personajes y sus acciones, y reconoció que no todos los libros son iguales. A partir de ahí empezó a pedirme más libros, luego a buscarlos por sí misma, hasta convertirse en una verdadera devora libros. A sus 15 años vende alfajores sólo para financiar su hambre literaria y 300 páginas no le duran más de dos días.
¿Y ustedes? ¿Cómo empezaron a leer? ¿Cuál libro fue el que los conquistó?
Bello post !!, Leer es maravilloso ! , Que bonita experiencia y conseguiste la meta :)! falta asociar la lectura con diversión … para mí, el tiempo libre y mis veranos se miden en libros leídos … yo sigo en proceso con mi hermanita, trabajando para usted, pero vamos bien encaminadas jaja 🙂
Definitivamente falta grabar en la mente el «Leer = Diversión». Éxito en tu misión!
Seca!! Estoy orgulloso de ti <3. Te amo
:DD <3
Me parece casi increíble como alguien puede regalar tanta maravilla solo con intentarlo y preocupándose del otro, sin enojarse y menospreciarlo, solo sintiéndolo como un reto, el descubrimiento de la lectura hace de nuestros adolescentes una fuente de creatividad e imaginación, felicitaciones por el logro.
Muchas gracias! Ojalá todos pudiesen contagiar a una persona, y así seguir la cadena!
Bárbara, me encantó tu artículo. Me hizo recordar tantos libros que han pasado por mis ojos, y cada uno tiene su historia. Mi primer acercamiento a la lectura fue con el libro Un capitán de 15 años de Julio Verme, tenía tiernos 4 años y medio ( casi cinco a decir verdad) y me gustaba mucho Leerlo, porque a diferencia de otros libros que había en la casa, éste tenía las hojas brillantes. Pero el que me hizo enamorarme para siempre y de ahí en mas también me convertí en un devorador de libros, fue El Fin de la Eternidad de Isaac Asimov. Hasta el día de hoy lo leo por lo menos una vez al año.Me fascina su historia y como los personajes van evolucionando a través de la historia, desde fríos e impersonales trabajadores de aquella institución llamada Eternidad, hasta ser capaz de romper cualquier voto de obediencia con tal de salvar a tu enamorada.
Espero haber sido un aporte y esperaré con ansias tus próximos artículos.
Saludos
Los primeros libros son sin duda algo que marca. Gracias por compartir tu experiencia con nosotros!
No me resistí el leer tu publicación, todo muy cierto, en mi casa igual, esta llena de libros, de toda clase (infantiles, clásicos, rosas, cultos, mangas, sagas de aventura, etc) los cuales apenas miro su portada y me da nostalgia de los momentos que vivía cuando leía esos libros. Ahora me encuentro igual que tu, mi hermana chica tiene 11 años, y no logro que mantenga una lectura de más de 5 páginas, llegue hasta el punto de comprarle un libro, original tapa gruesa hermoso (porque el gusto entra por la vista) y ahí esta, botado, espero que algún día, como tu, mi plan de resultado.