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A Netflix le gusta la ciencia ficción. Tras el éxito de Sense8 y Stranger Things, han lanzado su nueva apuesta: The OA, una historia confusa y llena de misticismo, que replantea el sentido de la vida misma en sus ocho episodios y te pide solo una cosa: deja todos tus prejuicios de lado y no cuestiones lo que ves. Pretende que confías hasta que realmente confíes.
Sinópsis: Prairie Johnson (Brit Marling), una niña ciega desaparecida siete años atrás, regresa a su pueblo convertida ya en toda una mujer y habiendo recuperado la vista. Un milagro para unos, un bicho raro para otros. Unos pocos entienden de dónde viene: del umbral de un mundo nunca visto.
Es muy difícil hablar de The OA sin hacer spoilers de su historia. La serie que llegó por sorpresa a la plataforma de web-televisión, es también una sorpresa con su temática. La enigmática Prairie, tras reaparecer en un pequeño pueblo de Michigan, se rehúsa a contar su paradero en los últimos años, hasta que «recluta» a cinco personas a las que necesita para llevar a cabo su misión y, a través de una sólida narración en la voz de Brit Marling (protagonista, guionista y creadora de la serie) nos cuenta su historia desde el día en que nació.
En sus aproximadamente ocho horas de duración, The OA, al contrario que Stranger Things, se siente como una serie muy episódica, donde cada capítulo te entrega la suficiente información para comprender algo, y las suficientes preguntas para querer seguir viéndola. Cada contenido fluye hacia el siguiente, con una narrativa rápida y muy compleja, rechazando las historias lineales y fluyendo libremente entre el presente y el pasado. En The OA nada es lo que parece, y hay que confiar en las palabras de su protagonista o no podrás seguir el ritmo de la serie.
Las temáticas de The OA son una constante incógnita, en donde las cartas no se muestran hasta el final de la serie, pero sus mensajes se van estableciendo a través del tiempo. Prairie no cuenta su historia con un afán sanador y conclusivo, sino que busca ayuda y a la vez ofrece ayuda, enseñado la importancia de la comunicación, el respeto, la confianza y el amor.
Los otros personajes de la serie están en la misma posición de debilidad que nosotros, escuchando atentamente la historia de la carismática Prairie, queriendo saber más y buscando un significado, un pequeño trozo de entendimiento en tanta información. Todos los personajes del presente (los que no están en los flashback) en The OA son igual de espectadores que nosotros.
La historia cuenta con personajes de los que es casi imposible hablar sin revelar el misterio, pero las actuaciones de Jason Isaacs (Harry Potter), Phyllis Smith (Intensamente) y Scott Wilson (The Walking Dead) destacan en un elenco sin ningún personaje mal trabajado, independiente que se profundiza más en unos que en otros.
La serie posee una fotografía que a veces te hace cuestionar si ciertas tomas fueron la elección correcta, como el utilizar una cámara en mano, en contraste a otras escenas con imágenes fantásticas y encuadres muy «artísticos», además de una uso abusivo del ya repetitivo filtro frío, viéndose todo muy azul.
Netfliz hizo bien al mantener el misterio. The OA es una experiencia onírica e irrepetible, que necesita de absoluto desconocimiento de su trama para disfrutarla al máximo. Tras un primer episodio que recuerda a ratos a Stranger Things, la historia se desvía completamente y nos lleva a lugares que no comprendemos, pero que querremos conocer, dejándonos con la boca y la mente abiertas.
No sería extraño sentir que The OA se sale del límite y lleva su ambición demasiado al extremo, pero la única forma de juzgar la serie es viéndola, sumergiéndose de lleno y dejando la incredulidad de lado. Evita que alguien más te cuente la historia, escúchala directamente de la boca de su protagonista. Ideal para verla de corrido en una maratón de Netflix.
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