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Si bien ya es difícil intentar superar las expectativas de los fanáticos al hacer una adaptación de un libro a la pantalla grande, es aún más dificultoso hacer felices a quienes quedaron enamorados de la película. Pero Netflix apostó por convertir «Una Serie de Eventos Desafortunados» en una serie de ocho episodios, que es imposible de ver sin pensar en su predecesora.
Sinopsis: Basada en los bestsellers mundiales del escritor Lemony Snicket y protagonizada por Neil Patrick Harris, «Una serie de eventos desafortunados» relata la trágica historia de los huérfanos Baudelaire —Violet, Klaus y Sunny—, cuyo malvado tutor, el conde Olaf, no se detendrá ante nada para adueñarse de su herencia. Los hermanos tienen que adelantarse siempre a Olaf, desbaratando todos sus planes y argucias, para descubrir pistas sobre la misteriosa muerte de sus padres.
Netflix tiene una tradición no muy buena respecto a sus series, de la cual muy pocas se salvan. Por lo general, comienzan de forma lenta y poco interesante, para concluir de forma redonda con una historia que logró finalmente enganchar y enamorar a su público.
«Una Serie de Eventos Desafortunados» comienza débil. A ratos parece una imitación casi exacta de la película y llega a rayar en lo aburrido -quizás porque ya lo hemos visto antes-, pero logra levantarse a partir de lo nuevo, de lo que no fue considerado en la primera adaptación.
La serie ahonda en el misterio. Más códigos y más incógnitas te hacen creer una y otra vez que ya entendiste lo sucedido, cuando en realidad es solo una parte del enigma.
Pero el mayor punto a favor que tiene esta producción es lo deprimente que llega a ser. Si bien, en todas sus versiones Lemony Snicket advierte sobre los horribles hechos que narrará, Netflix logra destrozar todo ápice de esperanza que podía tener el espectador.
Te hace desear con todas tus fuerzas que lo malo se acabe y que los niños puedan confiar en alguien. Te da ganas de querer adoptar a los niños y defenderlos incluso de los adultos que no les creen. Llega al punto de ser desgarrador ver las injusticias por las que deben pasar, algo que la película no logra demostrar.
Uno de los aspecto que dio más que hablar fue el elenco elegido. Es dificil tratar de superar a una película que contó con actores como Jim Carrey y Meryl Streep.
Mientras que Malina Weissman (Violet) y Louis Hynes (Klaus) encajan de buena forma en la serie, Alfre Woodard (Tía Josephine) es completamente lo opuesto, pues no logró ganarle a Streep. Me hizo pensar que estaba viendo una parodia en vez de creer que la mujer estaba neurótica.
Pero el personaje que más esperaba ver era el Conde Olaf. En lo personal, me declaro enamorada de la interpretación que hace Jim Carrey del personaje, pero Neil Patrick Harris consiguió convencerme con su papel de villano.
Harris llega a encarnar una maldad más creíble que la de Carrey. Interpreta a un Conde que realmente es capaz de atacar a los menores, sin una gota de arrepentimiento. A ratos, dan ganas de haberle hecho caso a Lemony Snicket y dejar de ver las atrocidades de las que es capaz Olaf.
Además, sus compañeros del grupo de teatro cumplen un rol mucho más relevante, con personajes que llegan a hacer sentir incómodo a quién esté viendo la serie y que se ven mucho más implicados en la trama.
La estética de Lemony Snicket siempre ha tendido a lo gótico y lo oscuro, sin embargo, Netflix eleva la fotografía a un trabajo parecido al de Wes Anderson. Pero no es Anderson el encargado del proyecto, sino que Barry Sonnenfeld, el productor ejecutivo que también ha plasmado su sello en las películas de «Los locos Addams». La puesta en escena, el maquillaje y vestuario logran crear un ambiente depresivo dentro de un cuento infantil.
Como era de esperarse, la serie representa una mayor profundidad en los personajes y en la historia, pero sorprende gratamente con los niveles de lo siniestro. Si desea acongojarse con una historia ajena que le afecte hasta molestarse con el mundo, vea «Una Serie de Eventos Desafortunados»; le dará gusto ver un trabajo bien hecho pero habrá deseado no ser testigo de la horrible historia que presenta.
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